jueves, 31 de enero de 2019

¿Otro PSOE?

Mi abuelo lucho en la guerra, ninguna novedad a priori teniendo en cuenta no solo la Historia de este país sino la de todo el continente europeo en la primera mitad del siglo XX. Incluso una vez llegué a ver una foto de un bisabuelo mío con el uniforme de la Guerra de Cuba, toda una imagen que lejos de ser preservada creo que se ha perdido por algún rincón indómito de la dispersión familiar.

Para el caso de mi abuelo no fue buen momento nacer en 1915, cuando la guerra estalla estamos hablando de la época en la que se era llamado para realizar el servicio militar. Así que un día se vió obligado a abandonar su orensana Maceda natal al encuentro de un futuro incierto. Cientos de miles de personas perdieron la vida en la contienda, desaparecidos, exiliados, enfermos o víctima de la hambruna. Mi abuelo consiguió sobrevivir a todo ello, y unos años después de acabada la guerra asentó su familia en Asturias

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Yo lo pude conocer durante los doce primeros años de mi vida. Jamás habló de aquel conflicto, tan solo una vez escuché en una de esas conversaciones de mayores que al pillarle haciendo la mili tuvo que participar del bando nacional, siendo uno de los encargados de cortar las comunicaciones a los rojos. Seguramente se tendría que subir a los largos postes para cortar los cables que por aquella época transmitían la información entre las distintas poblaciones. 

Él tan solo era un hombre tremendamente orgulloso de su tierra natal, al poco de llegar a Asturias se unió al grupo que fundó el Centro Gallego en Gijón. Y como buen gallego el pote y la elaboración de los licores autóctonos nunca faltaban en mi casa. Tenía un gran empeño en que algún día le transcribiera en maquina de escribir unos libros escritos en galego y cuando tuve que hacer un trabajo sobre el Xacobeo en el colegio me llenó de información por doquier. Sin embargo mi abuelo era una persona extremadamente autoritaria, de esos que cuando abría la puerta de casa no se movía ni una mosca. Parecía arrastrar el recuerdo de una vida muy dura, y la austeridad que durante su juventud vivió se veía profundamente reflejada en la manera de organizar la casa. 

Cuando hoy en día veo algún mantero no se me olvida que un día me contaron que él también tuvo que vender material de estraperlo en el mercado y que cuando aparecía la Guardia Civil tenía que recoger de inmediato. La memoria de este país es muy ingrata.

Llevaba en la sangre el ancestral oficio de guarnicionero que durante generaciones sirvió el cuero transformado para uso agrícola, ganadero y con la evolución de los tiempos ya centrado en elementos de uso personal como cinturones, carteras, botas de vino y un largo etcétera.

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Pero sin duda, una de sus grandes pasiones era el PSOE. Siempre que había elecciones pasaba revista, como si fuera del Instituto Nacional de Estadística para ver a los potenciales votantes que tenía en casa. Una vez que se había percatado de que todos tuvieran la edad para ejercer el sufragio el siguiente paso era una orden tácita de a quién había que votar, acompañado de una recompensa. Al final evidentemente cada uno votaría a quien le diera la gana pero su empeño en que el PSOE fuera el elegido quizás inclinara la balanza.

Aquel era el eterno (al menos para mí que era lo único que había visto siempre) Partido Socialista de Felipe González y Alfonso Guerra, de Vicente Álvarez Areces para Gijón o el de Trevín para el Principado. 

Estos días hemos podido escuchar a un Alfonso Guerra que con 78 años compara al actual partido con el de su época, "Dicen que es el nuevo PSOE, yo creo que es otro PSOE" y entonces viene a mi mente una duda que veo convertida en certeza. 

Cómo hicieron él y González para ganarse de manera tan arrolladora al electorado del año 82. No olvidemos que la derecha siempre ha tenido un voto muy fiel y sin embargo aquellas elecciones supusieron un récord de escaños que seguramente (y por suerte) no se volverá a ver en el hemiciclo.

Creo que consiguieron hacerse con un perfil de un votante que venía de haber sufrido mucho y al que se le había inculcado una visión conservadora de la vida. Es decir, se llegó al punto en el que el perfil de un votante de la izquierda socialista se aproximó lo suficiente al de derechas, renunciando primero con el apoyo a la Constitución al republicanismo y después renunciando al marxismo en un Congreso celebrado en 1979.

No nos extrañemos cuando vemos a viejas glorias como Guerra o Corcuera sacar a pasear sapos y culebras aliñados de semántica rebuscada. No es mas que el reflejo de una España que se abría desde los sentimientos mas tradicionales de la España Cañí, algo que cautivó a gente de varias generaciones, pero todos con un mismo nexo de unión. Guerra y Dictadura.




Muchas veces me he preguntado qué pensaría mi abuelo si levantara la cabeza y viera el PSOE de hoy en día. En lo que se han convertido sus viejas glorias, pero me pongo a pensar en lo dicho por el otrora número dos de Gonzalez y creo que mi abuelo estaría con ellos. Pero que nadie levante las campanas al vuelo. El partido de Pedro Sánchez viene a ser otro pero ni mucho menos mejor. Carece de cualquier iniciativa y cuando tiene en sus manos algo que puede aprovechar la ciudadanía no sabe luchar por ello. A pesar de ello diversas encuestas demoscópicas les dan por vencedores. No voy a entrar en el tema del CIS de Tezanos porque creo que es de dudoso rigor.

Y es que una vez mas han conseguido capitalizar el trabajo de otros en beneficio suyo. La elaboración de unos Presupuestos Generales del Estado, los mas sociales de la Historia de España parece que de alguna manera les están dando aire. Pero que nadie se olvide que esos presupuestos han surgido de una profunda negociación con Unidos Podemos, donde hubo partidas como la del SMI que al partido de Sánchez le costó un potosí subir.


Se acercan elecciones y no me parece justo el premio que se puede llevar el PSOE, que solo ha podido arrancar un poco la moto de la dirección política gracias a que detrás hubo un trabajo inmenso por parte de la formación morada. Pero queda mucho por hacer y del futuro depende quien tenga que pactar con quien para conseguir unos nuevos objetivos, los presupuestos de después de los presupuestos y así sucesivamente. Y solo y únicamente si UP está por encima de los socialistas se podrán plantear objetivos mas ambiciosos a corto y a largo plazo, y se está hablando poco de eso, Mientras vemos como Cs y VOX suben en intención de voto a costa del Partido Popular, Podemos debe de estar atento que no se le escapen los socialistas.

Tengo claro que no me voy a dejar engañar nunca mas por el viejo PSOE, ni por el nuevo, ni por el "otro". Así que lo siento abuelo, pero en este siglo las cosas son distintas.

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